Por: Luis Fernando Gómez

A finales de julio de 1957 la casa presidencial se quedaba sin mucho movimiento. Cerca de las 9 de la noche el presidente Carlos Castillo Armas caminó junto a su esposa hacia el comedor a la hora de la cena, en ese momento dos disparos a quema ropa interrumpieron el silencio de toda la casa. El propio guardia disparó en contra del presidente y huyó por las escaleras al piso de arriba, Romeo Vásquez, autor del crimen, se suicidó segundos más tarde.

Castillo Armas, líder del movimiento contra revolucionario de octubre, en 1954 colaboró con el gobierno de Estados Unidos, armó un ejército mercenario desde Honduras para incursionar en el oriente de Guatemala, desestabilizar al presidente Jacobo Árbenz y derrocarlo. Finalmente, el presidente Árbenz renunció el 27 de junio dejando la presidencia en manos del coronel Carlos Enrique Díaz, quien sostuvo el cargo por un día, posteriormente, se llevó a cabo el plebiscito que le otorgó la presidencia a Castillo Armas el 1 de septiembre de 1954.

Durante la presidencia de Castillo Armas se declaró ilegal el Partido Guatemalteco del Trabajo, se persiguió a los funcionarios de Árbenz y a los opositores se les llamó comunistas.

Fueron muchas las teorías alrededor del magnicidio de Castillo Armas, incluyendo el complot de los comunistas para regresar al poder. Otra teoría gira en torno al complot de los miembros del ejército, Arnulfo Reyes y Julio César Anleu, para dar golpe de Estado, erradicar las órdenes de Estados Unidos sobre el gobierno de Castillo Armas y llegar a la presidencia, hipótesis que se quedaron en investigación sin dar con un culpable. El doctor Federico Mora analizó el diario de Romeo Vásquez, autor del asesinato, en donde encontró diferentes mensajes confusos y declaró que se trataba de un asesino solitario.

Es necesario mencionar que Guatemala ofreció asilo político a los opositores del gobierno de República Dominicana durante la presidencia de Juan José Arévalo. Castillo Armas visitó al dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo en 1954 y obtuvo un apoyo importante en armamento de parte del dictador, con la condición de que le entregaran a sus opositores políticos y se le reconociera con la orden del quetzal cuando Castillo Armas fuera presidente de Guatemala, situación que nunca sucedió. El resentimiento entre Trujillo y Castillo Armas creció. En octubre de 1957 se descubrió un grupo de asesinos secretos y espías procedentes de República Dominicana y Cuba, quienes tenían antecedentes de ser mercenarios asesinos del gobierno de Trujillo, situación que jamás pudo esclarecerse, los sospechosos intelectuales del crimen finalmente huyeron del país.

Hasta la fecha el magnicidio de Castillo Armas es un crimen que continúa en la mente de los guatemaltecos, nos hace reflexionar sobre los procesos democráticos del país y la forma en que se gestó la contra revolución en Guatemala. 

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