Por: Luis Fernando Gómez

Con gran satisfacción, orgullo nacional y alegría el Ferrocarril de Los Altos se inauguró en la Ciudad de Quetzaltenango el 30 de marzo de 1930, a su ingreso en la ciudad altense fue recibido con varias marimbas y cohetes en diferentes puntos de la ciudad. Fue un proyecto de innovación tecnológica para su época, funcionaba con electricidad a diferencia de los trenes tradicionales que utilizaban vapor, esta decisión se debe a la elevada pendiente de 9.35% en el ascenso de 44 kilómetros desde San Felipe Retalhuleu hasta Quetzaltenango, un récord mundial en su momento. La fuente de energía eléctrica para alimentar al ferrocarril era la Hidroeléctrica de Santa María de Jesús en Zunil, una sólida construcción en una cuenca rocosa del río Salamá que ha funcionado casi ininterrumpidamente desde su inauguración en 1927 hasta la actualidad. El ferrocarril tenía el objetivo de conectar con San Marcos, Totonicapán, Huehuetenango, Quiché y Sololá, dichos tramos no llegaron a implementarse.        

La magnifica belleza de toda la obra se ve reflejada en los detalles de su construcción:

  • 7,000 rieles de acero marca Krupp.
  • El túnel de Santa María con 375 metros de largo.
  • 7 puentes.
  • La Hidroeléctrica de Santa María con potencia de 6 megavatios.
  • 10 estaciones de abordaje ubicadas en Quetzaltenango, Cantel, Zunil, Agua Amarga, Las Cuevas, Santa María, Pirineos, La Dicha, Encuentros y San Felipe.  
  • 1 arco en el paso de Pirineos.
  • 6 vagones de pasajeros de chasis metálico.
  • 9 vagones de carga.
  • 1 vagón de inspección.

Los vagones fueron adquiridos por la AEG en una subcontratación a la empresa Familleureux de La Louviere, de Bélgica; cada vagón funcionaba sin locomotora con un motor eléctrico independiente en la parte inferior del chasis y frenos electromecánicos.

Los precios para abordar el ferrocarril oscilaban desde 10 centavos con destino a Cantel, hasta 70 centavos con destino a San Felipe. Las copiosas lluvias de septiembre de 1933 provocaron serios daños en las vías del Ferrocarril de Los Altos, al año siguiente el entonces presidente Jorge Ubico ordenó hacer un levantamiento de daños para analizar la conveniencia de la reparación del ferrocarril de Quetzaltenango. Con el informe financiero que presentaba déficit y considerando el diagnóstico de lo que implicaba la reparación decidió por desmantelar todo el proyecto.

En una acción de admirable manifestación cívica el Ing. Alonzo Castroconde, la Municipalidad de Quetzaltenango y varios vecinos ofrecieron ayudar con los gastos de reparación que oscilaban los Q.200,000.00 para un proyecto que había requerido una inversión estimada de Q.8,300,000.00, sin embargo, la decisión del presidente Ubico fue taxativa y se ordenó la minuciosa tarea de desmantelar lo siguiente:

  • Levantamiento de 48 kilómetros de cableado eléctrico.
  • Desmontado de 1,000 torres para cables.
  • Levantamiento de 45,000 durmientes asegurados con pernos.
  • Desmontado de 8,000 plantas de empalme aseguradas con pernos.
  • Desmantelado de los 16 carros que componen el material rodante de pasajeros y mercaderías.

Los restos de los vagones fueron vendidos como chatarra, no se tuvo cuidado de preservar ni un solo ejemplar por parte del gobierno; la tarea de desmantelado continuó hasta 1943 y se desconoce el costo real que tuvo la destrucción de la obra.

A raíz de este suceso se le atribuyen una serie de leyendas al presidente Ubico, por ejemplo, que él odiaba Quetzaltenango por haber sido rechazado como gobernador antes de ser presidente; se dice también que no fue correspondido por una bella mujer quetzalteca; o bien, que llegó tener disgusto por la ciudad luego de una riña callejera con un zapatero cuando aún era cadete, donde resultó vencido. Sea como sea su decisión fue firme y se fundamentó plenamente en el informe financiero del ferrocarril de Quetzaltenango, mismo que era negativo en el año 1933, además, los repuestos eran muy difíciles de conseguir, teniendo que llegar a usar piezas de unos vagones para colocarlos en otros, hasta que finalmente solo 1 vagón funcionaba a cabalidad para mediados de 1933.    

El Ferrocarril de Los Altos continúa siendo motivo de identidad en Quetzaltenango, aún quedan los edificios originales de la Estación Central, hoy Centro Intercultural de Quetzaltenango y el foxtrot Ferrocarril de Los Altos, compuesto por el quetzalteco Domingo Bethancourt cuando tenía 24 años.   

1 COMENTARIO

  1. Como duele saber que in solo inepto, (ubico),pudo haber destruido la mejor tecnología de ese tiempo y el de ahora en una Xela floreciente.

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